BENEFICIOS DE DAR EL DIEZMO

El diezmo es la donación de la décima parte de nuestro ingreso a la Iglesia de Dios 

 ¿Por qué razón debo contribuir el diezmo?

 Todo lo bueno que usted tiene en la vida es una dádiva de nuestro amoroso Dios.  

Cuando a cambio de ello usted contribuye el diez por ciento, le expresa a Él su amor, fe y gratitud. Le demuestra a Dios que lo seguirá a pesar de que pueda ser difícil; le demuestra que confiará en Él en vez de confiar en el dinero o en las cosas materiales.  

Debido a su fidelidad, su Dios le promete bendiciones que son mucho más grandes que cualquier cosa de la que se tenga que privar.

El dar el diezmo manifiesta la fe que usted tiene en Jesucristo. Al depositar su confianza en Él, usted recibirá la fortaleza, la guía y el apoyo que necesita en la vida.

A pesar de que a algunas personas les es difícil pensar que puedan contribuir una décima parte de sus ingresos, las personas que son fieles en el pago de sus diezmos se dan cuenta de que no pueden permitirse el no darlos.  

De manera muy real y maravillosa se abren las ventanas de los cielos y se derraman bendiciones sobre ellos.  

 El confiar en el Señor brinda fortaleza espiritual.  

A medida que hacemos frente a las graves tribulaciones de la vida necesitamos mayor fe, inspiración y valor. 

 Esas bendiciones se pueden derramar de las ventanas de los cielos como resultado de la obediencia a dar diezmo.

Además, muchas personas se dan cuenta de que a causa de que dan sus diezmos con fidelidad se encuentran en mejores condiciones de administrar sus finanzas y satisfacer sus necesidades.  

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¿QUÉ SON LAS PRIMICIAS? 

En el Antiguo Testamento, en el libro de Éxodo, encontramos un pasaje del cual deseo comentar: “Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios”. (Éxodo 23:19)  

La palabra “Primicias”, define el fruto primero de cualquier cosa, son los primeros frutos de la cosecha ofrecidos a Dios, en acción de gracias, por su bondad. Dios instituyó las primicias, como un principio que Israel debía practicar, y que durante el desarrollo de la iglesia, los cristianos aplicaron con los frutos y ganados, que además del diezmo, se daba a la Iglesia; guardando el principio de que lo primero de cada cosa pertenece a Dios. Cuando algo es llamado “primicia”, “primera cosa”, o “cosa santa o dedicada”, Dios lo pide para sí, porque Dios ve lo primero como la representación de lo que continúa, de lo que ha de venir. 

Lo que debemos entender, es que todo lo que tenemos viene de Dios, y el honrarle con lo primero, aun, la primera parte de nuestro día, es un privilegio que tenemos. En el Salmo 5, versículo 3 leemos como el salmista expresa: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. Hay oportunidades en que damos a Dios lo que nos sobra de nuestro tiempo, de nuestras habilidades o de nuestro dinero; sin embargo, cuando damos a Dios lo primero de nuestros recursos, demostramos que Dios ocupa el primer lugar en nuestra vida, entendiendo que nuestros recursos le pertenecen a Él, y que nosotros somos sus administradores. 

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